Columna publicada en elQuetzalteco, el sábado 1 de diciembre de 2012
Por César Pérez Méndez
D-Frente
EL PERIODISMO no es un trabajo, por supuesto, para quienes ven en esta profesión una forma de vida sustentada en el servicio. Que tiene sacrificios, indudablemente, pero quien los asume, lo hace por convicción y por gusto.
«El mejor oficio del mundo» como lo llama el escritor, novelista, guionista y periodista Gabo, tiene sus contrastes y matices que lo hacen único y especial.
En la vida de un periodista no hay dos días iguales. Del modo que hoy puede estar cubriendo una solemne ceremonia, de gala, bien planchado, como debe ser; mañana puede estar en un sitio recóndito atendiendo un conflicto o catástrofe; empolvado, sudado, pero presente.
El lugar del periodista está donde se generan las informaciones, sin condición de espacio ni tiempo.
El periodista es el testigo que todos quieren y que algunos odian, porque revela los mayores secretos sin magia, más que con la verdad en la mano.
Un periodista de verdad sabe que incomoda e inquieta la comodidad de quienes abusan y se aprovechan de sus condiciones y posiciones.
Un periodista de verdad tiene compromisos, pero con la verdad, por ser su mayor estandarte.
Un periodista de verdad es aquel que hace un relato comprensivo y real de los acontecimientos que observa.
Un periodista de verdad es respetuoso de sus fuentes y del público al que traslada las noticias, porque sabe que la población tiene derecho a una información verídica e imparcial.
Un periodista de verdad concibe a la información como un bien social y no como simple producto.
Un periodista de verdad es sensible, porque antes que nada es humano.
Un periodista de verdad pone antes que nada, los intereses colectivos.
Un periodista de verdad es apasionado, pero sensato y coherente.
Un periodista de corazón, es un periodista de verdad. Un reconocimiento al equipo de periodistas de corazón que conforman la Sala de Redacción de elQuetzalteco.
PUNTO FINAL. Cada 30 de noviembre se celebra en Guatemala el Día del Periodista, por el primer tiraje de La Gaceta, el 1 de noviembre, en 1729; dicha edición fue para todo el mes, por ello, se acordó festejar cada fin de mes.